Mañana es mi cumpleaños y decidí diseñar algo en honor a la celebración. Resulta que el otro día, en mi caminata mañanera, vi una flor silvestre en medio de la nada.
Me detuve. Di media vuelta y me quedé mirándola fijamente. Fueron muchos los pensamienton que vinieron a mi mente.
La belleza de una flor silvestre es su brevedad, su presencia inesperada y su fuerte delicadeza. Como la vida misma.
Brevedad. Solemos recordar con mucho cariño lo que ya no está disponible para nosotros: un internado de verano con buenos amigos, una deliciosa comida de un lugar lejano, un ser querido que se ha ido...
Presencia inesperada. Encontrar lo inesperado es una de las maravillas de la vida: encontrar un objeto perdido, conocer a una persona que cambia nuestra vida, mirar al cielo y encontrar una forma en las nuebes que nos hace sonreír...
Fuerte delicadeza. Las flores silvestres, tan delicadas y pequeñas, pueden crecer a través de la acera. Como recordatorio de que la vida siempre, por breve o inesperada que sea, persiste ...
Y sí, a veces lo breve, lo inesperado y lo delicado pueden ser difícil también. Aún así, mientras vivimos esos momentos, continuamos haciendo lo que estamos supuestos a hacer: crecer y vivir.
Hoy crezco (¡Literalmente!) y elijo la vida, como la flor silvestre.
Este blog es un espacio para aprender sobre el diseño y cómo se entrelaza con la vida; y también sobre aspectos técnicos. Te invito a unirte a mi lista de correo electrónico. Así recibirás un mensaje cada vez que publique un nuevo blog. Respeto tu privacidad y nunca compartiré tu información personal.